En este artículo te mostraremos cómo al organizar una cita con tus pensamientos y escribir tus emociones, puede ayudarte a fortalecer tu estabilidad emocional construyendo momentos en los que tus recuerdos, expectativas y miedos se enfrentan para fortalecerte.
La escritura terapéutica puede ayudarte a gestionar mejor las emociones, es una herramienta poderosa que te permite conocerte mejor. Además acelera la recuperación de ciertos malestares que son ocasionados por la depresión o la ansiedad.
Los expertos señalan, que escribir puede ser el medio ideal para desbloquear emociones asociadas a pensamientos. En fin, los beneficios son diversos y potentes.
La autora colombiana Sara Jaramillo Klinkert escribió el libro “Cómo maté a mi padre”, en él narra lo que ha experimentado toda su vida con la muerte de su padre. Si bien se trata de una obra que ha sido aclamada por público y críticos, tú no necesitas ser un escritor para desahogarte.
La escritura terapéutica hace que quien esté escribiendo trabaje con su pensamiento. Como el pensamiento va más lento que el habla (uno piensa y después escribe), entonces hay que hacer una síntesis de lo que se pensó.
Por ende, esta actividad tiene la capacidad de organizar el pensamiento y quien escribe puede comprender mejor (lo que piensa).
Este segundo punto está relacionado con el anterior. Organizar y comprender los pensamientos ayuda a que la persona se conozca mejor. La narración de lo que se siente activa los pensamientos en paralelos.
Ofrece una mirada sobre la situación que vivimos, nos permite relativizar las cosas en momentos difíciles, para que estos no se agraven.
Un diario, un cuaderno de escritos o lo que sea que utilices para escribir tus emociones, se convierte en un “depósito” de recuerdos. Como un baúl donde se guardan memorias para evitar que, a la larga, sean olvidadas.
Escribir emociones es una forma de preservar la “primera versión” de lo que sea que nos haya pasado.
Sucede que la mayoría de las veces, los recuerdos se distorsionan con el paso del tiempo, se olvidan elementos y se añaden otros que, quizás, no estuvieron.
Pero, como dicen, “el papel lo aguanta todo” y llevar un registro escrito es un modo de evitar las distorsiones.
Todos los procesos mentales asociados a la escritura estimulan la creatividad, ya que al escribir experiencias y verlas desde otro punto de vista hace que surjan ideas nuevas y totalmente inesperadas.
Además, con un diario (un elemento que va de la mano con la escritura terapéutica) se pueden elaborar listas (con deseos, temores, libros por leer, viajes por hacer, entre otras cosas), dibujar en las páginas o escribir ideas que aparezcan en cualquier momento.
En un diario digital, por ejemplo, se pueden añadir fotos, vídeos o canciones.
Este, sin duda alguna, es uno de los beneficios más importantes de escribir emociones. Estudios hechos por distintas universidades, han demostrado que la escritura narrativa brinda grandes beneficios para la salud mental y física.
Permite afrontar mejor experiencias dolorosas o traumáticas, evita el estrés y los daños cardiovasculares que pueden surgir tras un evento traumático.
Y, por si fuera poco, mejora los síntomas en pacientes con asma y artritis reumatoidea.
Después de todo los puntos que tomamos, este último es lógico. Gracias a que la escritura terapéutica ayuda a organizar el pensamiento, estimula la creatividad y mejora la memoria. Así se pueden tomar mejores decisiones.
· Es mejor que sea a mano. Escribir en una computadora puede ser mucho más sencillo, pero nada mejor que hacerlo a mano. Se interioriza mejor lo que se escribe y la experiencia es aún más satisfactoria.
· 20 minutos o más. Una buena sesión de escritura terapéutica puede tomarte 20 minutos o, si quieres, un poco más. Lo importante es que escribas sin prisa. Algunos días querrás extenderte más o terminar antes, pero permite que el ejercicio tome un buen rato y trata de llegar a los 20 minutos.
· Unas preguntas previas. Antes de empezar a escribir, prepara unas preguntas para responderlas mientras escribes. Por ejemplo, “¿cómo me siento?” puede ser una buena pregunta para responder.
La escritora Sara Jaramillo Klinkert experimentó muchos de estos beneficios al escribir su primera obra.
“Cómo Maté a Mi Padre” ya cuenta con varias ediciones en varios idiomas y ha dado reconocimiento internacional a Sara.
¿Qué había detrás de la mente creadora de Sara mientras escribía su novela? ¿Qué sentía? ¿Fue liberador? ¿Cómo se sanó a sí misma, sin herir a quienes ama?
Te invitamos a escuchar este episodio del Podcast Historias que Nutren en el que Sara nos amplía la historia de su obra, y por supuesto de los beneficios de escribir tus emociones.